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viernes, 17 de julio de 2015

Soñar no cuesta nada

Casi no pude dormir anoche. En lo poquito que dormí, soñé que habíamos construido una casa con caña o varas, no tenía bases y vigas. Tenía corredores, puertas y ventanas. De dos plantas. De pronto entraba July y con ella recogía ropa vieja y regada por varios cuartos. En un instante la casa se cayó inclinándose hacia un lado. No hubo heridos, pero se derrumbó. Hasta ahí llegó la casa.

Hoy renuncié al trabajo después de varias veces de decirlo y no hacerlo. Mi hermana me apoyó y me impulsó. Cada día que pasaba sentía desazón e intranquilidad. Cierro este ciclo y abro otro. Ahora me espera cada día sin tanta preocupación.

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