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lunes, 18 de enero de 2016

Día 2: escribí un fragmento de tu autobiografía y mentí en algunas cosas

Tengo 25 años. Quiero a un hombre. Creo que es el momento de tener sexo por primera vez. Es es mi cumpleaños número 25. Soy campesina e ingenua en Bogotá. Esta noche nos reunimos con las amistades de teatro. Tomamos algunas cervezas para celebrar el cumpleaños de Lina y el mío. En el bar de mala muerte donde bailamos y tomamos con ganas de comernos la noche mientras la luz tenue avisaba que había más. Salí a las 10 de la noche. Me fui en un bus para el apartamento. Llegué y me puse la piyama. A las 12 de la noche sonó el teléfono fijo. Una voz ebria buscaba mi compañía y yo quería ese cuerpo. Fui tras una dirección difusa, solo sabiendo que necesitaban mi ayuda en la calle 45 cerca de la avenida Caracas. Cogí un taxi y le dije que si no encontraba a la persona me devolvería al apartamento. El taxista aceptó. Pero realmente mis deseo me bajó del taxi a buscar la noche. Los estudiantes de esa zona todavía circulaban por esos andenes a la madrugada y los vendedores ambulantes llenaban las calles. Fui y llamé y la voz me resultó en otra dirección, en la carrera 13 con calle 46. Aquella noche en un semáforo me esperaba ese hombre que sabía que iba a desflorar la belleza de las taras de la religión idiota. Aquel hombre fue apasionado, vibramos con la música, el crujir de las tablas de la cama y el agite de la respiración. Desde ese día fuimos felices y comimos perdices. Siempre reímos, soñamos con hacer películas o ser personajes de películas y nos importa un culo el resto.

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