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domingo, 11 de septiembre de 2016

Laboratorio Cano

Hace varia semanas fui al Laboratorio Cano, una exposición del Museo de Arte Moderno de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. La primera exposición eran unos dibujos a color de animales con trazos que marcaban signos zodiacales. Eso pensé. Aunque primero pensé que eran líneas que marcaban el movimiento del animal.

En la sala había una celadora. Le pregunté de que se trataba la exposición porque no la entendía. Me dijo que no sabía pero que ella me indicaba dónde estaba el artista para que hablará con él. Resultó un éxito hablar con el artista. Comentó que su exposición era sobre animales que están en peligro de extinción o habían desparecido. Los dibujos los relacionó con constelaciones con el fin de hacer memoria. Así que el espectador cuando viera las estrelleras, buscará en el cielo la constelación y recordará el animal. Un trabajo muy bello porque eran dibujos a color, muy bonitos, en diferentes formatos: papel, vidrio, hojas de cuaderno y otros. Se notaba que el artista había investigado mucho y para todo tenía una razón; parecía que no dejó nada al azar.

Pasamos a la siguiente sala. Muchas sillas pequeñas, de más o menos 10 cm, las cuales fueron hechas con palos de los árboles de uparan que hay en la universidad. Otra exposición en el suelo, donde cada baldosa mostraba los diferentes estratos del suelo. Un mundo de libros cosido en el suelo mientras sus lomos reposaban suspendidos en la pared.

Luego una multitud de cáscaras de huevo hacían círculos y líneas ondulantes. Algunas cáscaras estaban casi completas y otras eran pequeños trozos. Otra artista me explicó que esta exposición fue creada por una artista, quien quería mostrar que el dolor es necesario en la vida porque es un proceso de aprendizaje. El ejemplo es que para nacer hay que romper la cáscara de huevo. Hay que pasar por proceso violentos emocionalmente para ser mejores personas.

Fuimos a otra exposición donde había una vaca que me recordaba el miedo y terror de una película que vi sobre un matadero en Francia. Había un lugar lleno de ropa doblada, donde el celador nos contó que esto representaba a la sociedad. También habían escaños de construcción en tubos de vidrio cilíndricos que estaban perfectamente pegados. Había otra exposición, sobre la ganchos de ropa y un cuarto oscuro donde entrabas y salias. Otra exposición tenía múltiples huesos con el proceso para hacer el polvo mágico de ricostilla.

Al final entramos a una sala donde pudimos hacer nuestras creaciones e intervenir un material disponible para ser artista. Le pregunté a la artista, qué pensaba sobre un intelectual argentino y el ministro de educación de japón que dicen que es necesario eliminar las disciplinas de artes y ciencias humanas y sociales porque no son rentables para la sociedad. La chica se quedó pensando y su respuesta fue, algo así, como que la sociedad de mercado le interesa estimular más la racionalidad que la emotividad o la creatividad, donde el ser humano debe ser un instrumento para esos fines racionales. Yo pensé que me iba a constar cualquier cosa, pero ella se quedo pensando. Me sorprendió su respuesta. Nos tomó fotos jugando con un dominó. También me preguntó si quería estudiar bellas artes, le dije que no, pero que me gustaba el trabajo que hacen los artistas.

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