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jueves, 26 de enero de 2017

Arepa frita

El miércoles 25 de enero de 2017, aprendí a hacer arepas de trigo con salvado fritas. Es la misma masa para el pan. Me quedaron sin sabor las primeras. Pero hoy, 26 de enero de 2017, volví hacer y tenían más dulce, con más sabor. Les tomaré una foto de las que haga para la comida y la colgaré aquí.





Las fotos no son muy vistosas pero estoy orgullosa de mi porque aprendí. Ahora me la paso viendo a los hermanos torres.

Las niñas

El martes 24 de enero de 2017, compré tres plantas. Son lindas. Son albahaca, sidrón y marijuana. Aquí están las niñas.





Estoy muy feliz porque estas plantas son aromáticas, huelen rico y me sirven para la ansiedad. Espero que la babosa no se las coma. La albahaca tiene una mancha negra en algunas hojas. Debe ser una enfermedad. Ya le hemos echado a la aguapanela y queda rica.


jueves, 19 de enero de 2017

Carta

Alba:

Estoy entrando por la 30, un poco achantada, no sé, me levanté algo melancólica pero eso si no se me olvida su cumpleaños. Y le voy a contar una historia:

Había una vez una mujer que se comía los años, lo extraño no solo era que comiera años, ¡imaginese alguien que se come el tiempo! Mejor dicho, tan así, que parece que el tiempo no le pasa por su lado por temor a que se lo tragara de un bocado. Lo extraño era que no engordara, ya se había comido 24 años y no engordaba y ahora comenzaba a debutarse el 25 avo año y nada, nada que engordaba.

Siempre la misma sonrisa y el mismo aroma jovial. La recuerdo y creo que siempre la recordaré igual, menuda, sencilla y muy juvenil.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

CHAO


ATT.: TATIANA MENDEZ

chao

Pdt.: Que pena no poder compartir con usted. No puedo asistir. Chao.

Esta carta fue escrita el 17 de marzo de 2006.



miércoles, 18 de enero de 2017

Con otros ojos

Ya quiero mi casa nueva. Ya me estoy acostumbrando a ella. Uso chaqueta todo el tiempo o sino me pongo la ruana -que me regaló mi mamá cuando cumplí 33 años-. Asimismo me pongo un gorro de lana para dormir en las noches. Mis hermanos se arropan con una cobija de día o sino salen a jugar o a tomar el sol. También me encanta que quede  cerquita al Centro Internacional porque me hace creer que puedo ser parte de la gente famosa o rica jajaja. También las sábanas térmicas que me regaló D, han sido fantásticas. Y A me regaló un deshumificador que ha resultado una maravilla porque recoge el agua de la humedad. Me costó acostumbrarme pero al quejarme con mis amistades, ellas me dieron cosas para paliar el frío. Eso también es bueno porque se compadecieron de mi y me ayudaron. Y sobre todo están ahí para colaborarme y acompañarme en mis transiciones. Soy afortunada y agradezco a la vida porque pudimos conseguir este arriendo sin tener contrato laboral que respaldara la entrada de ingresos. Muchas gracias vida y a todas las buenas energías que siempre me acompañan en este universo.

sábado, 14 de enero de 2017

Tío Flaminio

El domingo 8 de enero de 2017 fuimos con mi mamá, hermana Marinela y hermanos Samuel y Fabián a donde el Tío Flaminio. El vive en la vereda Cuicas Ramada del municipio de San Mateo. Mi mamá fue a misa temprano con Samuel y luego llegó afanada porque el señor que contrató para que hiciera un expreso no aparecía. Le dijo a mi papá que lo llamará. El señor estaba desayunando. Pero mi mamá insistió en volverlo a llamar porque no llegaba y ya eran las 8 de la mañana.

Llegó el señor del expreso, don Temistocles. Nos montamos rumbo a San Mateo. Yo hablaba como una lora mojada. Soy una china chiquita insoportable. Me hace feliz molestar como una niña. El carro se pinchó en una vereda cercana al pueblo de San Mateo. Mi mamá fue a buscar donde podía orinar sin que nadie la viera. Yo quería ir por agua pero en la casa que llamé no me respondieron. El señor desmontó la llanta pinchada rápido. Su carro era bien viejo. Un automóvil a punto fenecer. Así que llegamos hasta un punto donde había deslizamientos con una pendiente que el carro no podía superar porque no contaba con doble tracción o segunda o alguna potencia que le permitiera encaramarse como un escarabajo.

El señor dijo que se quedaba y que nosotros nos fuéramos a nuestro destino. Era un día soleado y fresco. No hacía tanto calor. Empezamos a caminar. Cogí unos bastones para apoyarme y caminar más fácil. Pasamos una quebrada. Se notaba que estábamos en tierra caliente. Pasamos por una casa donde nos informaron que ya estamos en Cuicas Ramada y que nos quedaba una media hora de camino. Había pedazos destapados y otros con placa huella. Pasaba mucha agua por las sequías del borde de la carretera.

Nos encontramos a un señor que dijo que cultivaba caña y producía panela. Iba montado en un caballo, dijo que iría hasta la vereda Córdoba volteando una peña en una carretera que divisó a lo lejos en el costado de otra montaña. Iba caminando despacio y mi mamá dijo que estaba quedada. También hizo comentarios sobre los hermosos cultivos de trigo o cebada, de caña y maíz. Mientras tanto yo trataba de recordar el lugar donde estuve alguna vez con el tío. Intentaba creer que era esta u otra finca con sus frutales y vivienda.

Cruzamos otra quebrada y por fin llegamos donde el tío preferido. Allí estaba más achacoso pero bonito con su sonrisa y calidez. La tía Ramos estaba sentada y desde allí daba órdenes o inspeccionaba en silencio cómo transcurrían las actividades domésticas. Llegamos justo cuando el primo Luis y su esposa y el tío Flaminio estaban pelando dos pollos criollos.  Ayudé a quitarle las plumas a un pollo. El tío dijo que teníamos que quedarnos para el almuerzo o sino que eso no tenía gracia ir a visitarlos y no esperar a que nos hicieran la tragantina. Esto lo dijo porque mi mamá llegó y dijo que se iba porque el carro estaba lejos esperándonos. Mi mamá seguía preocupada o afanada. Parecía que no podía controlarlo todo.

Mientras tanto el tío me dijo que fuera a comer limones dulces o limas. Cogí varias y las eché a los bolsillos de la sudadera para ir sacando a medida que me los iba comiendo. Tenía una cocina nueva, maíz, café, naranjos, limones, una huerta con cebolla larga, aromáticas y marihuana. También había gallinas revoloteando y vagando por la casa y el sembradío, y dos perros que no eran tan bravos.

Fuimos con el tío a prestar jabón donde una vecina. Iba despacio porque dijo que le dolían la piernas y la salud estaba mermada. Yo le conseguí un bastón. Después le ayudé a prender la candela y conseguir palos pequeños que en la casa llamamos busurita para avivar el fuego. Almorzamos un rico sancocho. Yo dije que la yuca estaba palua. Esta fue una imprudencia. Espero los tíos y primos me perdonen. Fuimos felices. Me disfruté todo. Gracias a la vida por este paseo tan bonito. De regreso llovió y nos mojamos. Y en el pueblo comimos masato con mantecada o plumero, el cual estuvo muy rico. Al final llegué a la casa me bañé y fui a misa con F.

viernes, 13 de enero de 2017

María

María es la tía más cercana de mi familia materna. Fuimos a visitarla el viernes 6 de enero de 2017. No teníamos dinero con F. Así que nos fuimos a pie y confiando en la suerte de que un auto nos llevaría si echábamos dedo o hacíamos auto stop.

Más de buenas que en el camino de ida nos levantaron dos carros, un campero y un taxi. Al principio nadie hablaba. Después de un rato en el vehículo -iba una pareja jóven y un bebe-, la señora pregunta ¿estaban esperando un bus o algún carro que los llevará? Y después siguieron las preguntas, ¿de dónde es?, ¿qué hace?, ¿para dónde va?, etc.

Llegamos a donde la tía y no estaba. Nos fuimos al río y F se bañó en el agua helada. Se quitó toda la ropa y pasó dos veces por el agua.  La felicidad no nos cabía en el cuerpo. Yo le pegaba a las piedras con un palo, gritaba diciendo incoherencias. F salió rápido de esa agua cristalina y nos fuimos para la casa de la tía. Nada que aparecía. Solo estaban tres perros flacuchentos que ya ni nos ladraban. Así que nos fuimos para otra casa que tienen. En ese camino la encontramos con el primo Miguel.

La tía dijo ¡¿Qué hacen mis amores?! Ella y su hijo son muy tiernos. Paraban cada vez que pasaba un carro y se despedían de los pasajeros. Quedó aburrida o desinflada porque mi mamá no fue a visitarla. Fuimos a su casa y allí nos brindó vino con galletas. Luego hizo chocolate y nos dio con pan y cuajada. Yo prendí la estufa de leña para que ella cuajara la leche. Después dijo que esperáramos al almuerzo mientras tanto F, Miguel y yo fuimos por leña al río. Y por ratos estuve picando piedra.

Luego llegó el primo Juan. Almorzamos y regresamos caminando. En el cielo se visualizaba un aguacero. Nos cogió un poco de lluvia en el alto, límite entre San Mateo y La Uvita. Bajamos lento pero seguro. El camino al alto fue espectacular. Unos musgos y camino enmontado. Ya casi nadie lo transita. Eramos reyes de ese bosque. Había unos cedros con musgo negro, negro. Debe ser para cuidarlo de algún bicho u otra especie que vive a expensas.

Llegamos a la casa a las 5 de la tarde. Demostramos que nos gastamos ni un centavo y la pasamos de pelos. Mi mamá, la tía y los primos dijeron que éramos loquitos. Pero el cansancio no te deja pensar sino que te deja vacío y feliz.

jueves, 12 de enero de 2017

A cuatro mil

Volví al Nevado del Tolima. Había pensado titular esta entrada así: "A cuatro mil".  Porque esa era la meta. Llegar hasta 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar (m.s.n.m.).  Esta vez compré los morrales y presté la carpa, sleeping y linternas. Tomé la decisión dos semanas antes de viajar. Pensé: ¿será que lo hago o no lo hago?, ¡me costará más de un millón! Hum... ¿Qué hago? Al final sin pensarlo el viaje me llamó. Fui con F.

Esta vez los morrales fueron más livianos. La comida fueron vegetales y frutas, pan, maní, masmelos y unas barras energéticas de ajonjolí. Poca ropa. Nos fuimos el viernes 16 de diciembre de 2016. A las 3 de la tarde salimos en un bus escolar con capacidad para 28 pasajeros.  En Chinauta pararon a comer. Allí compré unos plátanos fritos por mil pesos y me comí una mazorca cocida que llevé de merienda. A Ibagué llegamos como a las 8 de la noche. Compré agua, unas papas y volví a ver a David y Leo, los mejores guías y los mismos del 2015.

Salimos como a las 10 u 11 de la noche, no recuerdo bien. Llegamos al Silencio y empezamos un recorrido a la 1 de la mañana. Listos y preparados partimos la caminata nocturna para llegar hasta El Rancho. Pasamos un río. El agua estaba muy fría. También pasamos por un puente de guada que me dio miedo pisar. Llegamos como a las 2 de la mañana. Montamos la carpa y a dormir. Fuimos felices porque pudimos montar bien la carpa. Casi no concilio el sueño.

Nos despertamos a las 6 de la mañana. Preparamos aguapanela y comimos con pan. F jugó con un perro y sus amigos y amigas nos visitaban. Estuvimos retirados de los demás como unos outsiders. Salimos para el campamento hasta las 10 de la mañana. Tomaron la decisión de que las mujeres fuéramos primero en el camino. Hubo una señora muy lenta que peleaba por todo. Eso retrasó mucho el paso y duramos mucho tiempo en llegar a la cascada.

Allí tomaron la decisión de que un grupo fuera más rápido y los otros más lento. Llovía. Nos mojamos. Paramos a almorzar. Comimos zanahorias, hongos, pan, aguacate. Tomamos agua y continuamos. Pasamos Lajas, Tierra de Gigantes y llegamos al último punto donde se toma el agua. Pasó la lluvia. Tenía miedo de que siguiera lloviendo porque no tenía más ropa y eso era grave. No llevé el impermeable.

Le ayudamos a Tatiana y Fernanda. En la primera parte del camino, Raíces, yo les empujaba el trasero para que subieran. ¡Si que es grande! Las chicas no me dijeron nada pero me aproveché del momento para cogerles las nalgas. Le dije a F que le ayudará a Tatiana. En Tierra de Gigantes F decidió tomar la maleta de Tatiana y cargarla y que ella llevará la de F. Yo mientras tanto en el camino les di agua y comida. Los caminantes que iban  cerca cargaban agua pero no la tomaban, eso me parecía estúpido, porque cargar peso desgasta resto.

Cargue el agua necesaria para F y yo. En el lugar de La Cuva descansamos un poquito. Allí tomaron la decisión de acampar a 4.200 m.s.n.m. los que subirían al nevado. Rápidamente los más fuertes salieron. Yo me quedé atrás con Diana y Paula. Ellas resultaron ser muy lentas. Ya estaban reventadas por su físico, rodillas, cansancio, peso, etc. Así que las animaba. Les di hojas de coca, avío y agua. Les decía  "vamos, ustedes pueden". En un momento preguntaron si yo subiría, grité que si pero que iba arriando a las chicas. Fui muy atrevida. Lo que debí decir era que las iba acompañando. ¡Qué atrevida!

Diana no pudo continuar y nos pasaron el papá de Yagio, don Carlos y Jorge. Le pedía a Carlos que se llevará a Paula y yo me quedaba con Diana. Diana creía que iban a recogerle el morral. Pero menos mal Jorge le dijo que mejor fuera subiendo así fuera despacio. Buena decisión porque realmente nadie bajaría a ayudarla.

Llegó la noche y con linterna llegamos a nuestro campamento. F ya había extendido parte de la carpa, yo tenía otra parte. La armamos. Fuimos muy felices porque nos quedó bien armada. Además llegamos a nuestro objetivo, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Los y las montañistas veteranxs y caminantes fuertes dirán que eso no es nada, pero ese era nuestro objetivo. Cocinamos aguapanela y compartimos con Leonel y Diana. Luego intentamos dormir. Yo casi no dormí.

Hizo mucho frío durante la noche. Sentí mucho frío en las piernas. Me acomodé de muchas maneras pero dormí por ratos. La carpa amaneció con hielo o escarcha. Amaneció y vimos el nevado. Parecía un helado de vainilla, ¡lindo! Desayunamos avena y pan.  Paseamos un rato. Miré los frailejones, el páramos y las nubes. Te sientes en el cielo. Has subido una montaña indómita. A mi me parece difícil.

Fuimos con F al campamento de los que subirían a la cumbre del nevado. Allí nos topamos con Carlos y otros que no subieron. Nos enteramos que el grupo andaba incomunicado y un grupo se había ido con Jorge, el líder, pero realmente el no sabe dirigir el grupo. Así que Leonel se fue a buscarlos. Además que los guías estaban con una pareja que caminaba muy lento porque la señora era muy fastidiosa y el novio cargaba una maleta que parecía "pagando una penitencia", dijo David.

Yo me fui con Leonel hasta 4.700 m.s.n.m. Este sitio se llama Latas porque allí cayó un avión y quedaron sus latas.  Este lugar me pareció un cementerio. Tenía varias placas de muertos. Tal nació tal día y murió tal día, lo quieren sus amigos x, y, etc. Leonel me dijo que me devolviera y él subiría por los demás. Bajé despacio. Casi me pierdo al empezar los frailejones. Llamé a grito herido a F y no me contestó. Decidí volver al lugar antes de empezar el frailejon. Reconocí un lugar de campamento. Fui allí y encontré el camino. No vi hombres de piedra que son los guías del camino.

Bajé por fin. Fui a nuestro campamento y allí encontré a F, y Carlos. Llegó la pareja y David. David convenció a Diana de que podía subir a la cumbre. David dijo que le daría pastillas para el dolor de rodillas y que ella subiría. Luego fuimos con F a el campamento a 4.200 m.s.n.m. Buscamos a Carlos. Casi que no puedo volver a subir. Me costó mucho respirar y el físico no me dio. Cuando llegué me empezó a doler la cabeza y me dio náuseas. Carlos nos regaló sal y pasta porque dijo que era falta de comida de sal, y como solo habíamos comido verduras y frutas. Necesitábamos sal.

Regresamos. Hicimos una changua. Encontré en el suelo un pedazo de cebolla larga. Esta se fue a la olla y esta changua negra nos revitalizó. Luego hicimos la sopa de pasta y fue levanta muertos. Nos reparó muchísimo. Ya teníamos energía. Almorzamos hongos, pan, pepino cohombro, manzana, granadilla. Hicimos gelatina. Discutimos que el grupo estaba dividido y que no había liderazgo. Intentamos dormir. Pero no dormimos. Al anochecer hicimos aguapanela y gelatina. Comimos y nos acostamos a dormir. Yo me puse los brazos de la chaqueta en las piernas. Fue buena estrategia. Pero F dijo que no durmió.

El día lunes nos levantamos temprano y no queríamos ayudar a nadie. Los que habían presentado como líderes de cordada se habían ido en la tarde del domingo 18 de diciembre de 2016. Así que no le veíamos pies ni cabeza a ese grupo despelotado. Yo no creía que Diana fuera a subir a cumbre porque las rodillas no la dejaban caminar. Pero David se la llevó y convenció a otra parte del grupo del campamento de 4.200 m.s.n.m. y se los llevó hasta Latas el domingo para hacer cumbre el lunes.

Empacamos rápido la carpa porque no queríamos irnos con Jorge. Nos fuimos F y yo. Bajamos. Yo era la lenta y F era muy rápido. No teníamos ya comida. Así que teníamos que bajar. Los morrales eran más livianos. Fuimos al golpe reconociendo el camino y discutiendo que Leonel subía con los más fuertes, David con los más débiles y que Jorge era muy fastidioso. Nos vinimos como a las 8:30 a.m. y llegamos a las 11:50 a.m al Rancho. Gastamos tres horas y media. Llegamos y Diego nos regaló almuerzo. Nos dio sardina, atún y papás fritas. Teníamos mucha hambre. Fue raro porque Diego era muy celoso con su comida y no le daba a nadie pero el nos dio el almuerzo el lunes 19 de diciembre de 2016.

Nos fuimos pa termales. Allí estuvimos hasta que nos quemamos. Luego en la tarde cayó un aguacero terrible. Menos mal nos habíamos venido temprano. Don Orlando es el que cuida el Rancho. El nos vendió aguapanela con queso. Llegaron unos jóvenes de la Universidad Distrital (UD).  Don Orlando nos dejó cocinar un arroz con leña. Yo prendí la candela y luego llegó un joven de la UD a prender el fuego. Yo le dije que yo se la prendía. El no quería. Me apaga el fuego que encendía. Soplaba y no le daban los pulmones. Yo lo regañé y peleé con él porque no me dejaba prender la candela.

Mientras tanto Don Orlando era un personaje que estaba muy presto a colaborase al visitante. Apareció con un gas para que lo usará. Me regaló café y me dejó cocinar con leña. El estuvo furioso cuando una perra que llamamos Costillas se cagó en el patio y dijo que era una gonorrea, hija de puta que iba envenenar con paration y a todos los perros que llegaban al Rancho.

Yo me di cuenta que era muy habladora. Que hablaba cosas negativas que disuadían al grupo. Y que Carlos era muy tranquilo y parecía un personaje zen. Disfrutaba todo: lluvia, calor, hambre, frío y a todas las personas. Así que me dejo de enseñanza no hablar mal de nadie y disfrutar el momento.

Un grupo llegó como a las cinco y media de la tarde. Fueron a termales. Luego llegó Yagio. Emprendimos caminata nocturna para El Silencio como a las 6 y media o 7 de la noche. Pasé el río con los zapatos. Nos perdimos por varios momentos y al final un grupo que estaba acampando nos indicó el camino. Llegamos al bus. Nos pidieron más dinero para darle al conductor y así él esperará hasta las 12 de la noche a los otros caminantes. Nos dimos cuenta que robaron el bus cuando la gente empezó a buscar sus pertenencias como celulares y no los hallaron. Los caminantes llegaron pasadas las 10 de la noche, luego llegó otro grupo y mientras nos acomodamos fueron las 12 de la noche.

Lo sorprendente es que David si subió a los débiles a la cumbre del nevado del Tolima. Subió a los que no habían mostrado físico para subir la montaña. Subió a Diana, la pareja que fastidiaba, un chico de aspecto asiático y otros chicos. Definitivamente este hombres es un líder. Tiene un poder de convencimiento y persuasión increíble.

Partimos a media noche súper cansados para Bogotá. El bus paró en Melgar. Hacía mucho calor cuando me desperté y me di cuenta que estábamos parqueados como a la 5 y media de la mañana del martes 20 de diciembre de 2016. Llegamos a las 9 o 10 de la mañana a la casa. Queríamos morirnos del cansancio. Parecíamos zombis. Fue espectacular esla caminata porque nos dejo como muertos vivientes. Te vacía la cabeza. No piensas en nada.

domingo, 8 de enero de 2017

Tía María

Nos fuimos caminando hasta la casa del papá de chucho shumaher. Luego nos recogió un carro que nos llevó gratis hasta donde la tía María. A mi hermana la recogió un taxi y a mi un campero rojo. A mi lado iban dos niños aburridos y adelante el conductor y una señora que parecía su esposa. Yo no sabía que preguntarle al conductor para entrar en confianza para que él pensará que había valido la pena recogerme. Para romper el hielo le dije que el clima estaba bueno. Eso mismo se lo dije a un señor que no conocía cuando fui por unos helechos por el camino del tabor. La señora no hablaba nada y los niños menos. Después hablamos de corrupción porque la carretera estaba horrible y solo tiene como 10 años de hechura. Lleganmos temprano dónde la tía. Bajamos a la casa, pero ella no estaba. Solo estaban tres perritos chifles. Antes latían.

continuara...

Por F

martes, 3 de enero de 2017

Tolima grande

Mientras muchos estaban en navidad me fuí con mi hermana al nevado del Tolima. El año pasado ya habíamos hecho esta hazaña con ella. Sabíamos que los horarios no se cumplirían y que teníamos que llevar un maleta liviana con lo necesario. Salimos de Bogotá con destino al Silencio. Una vereda hasta dónde nos dejaba el carro antes de iniciar el ascenso. Iban con nosotros cerca de 25 personas. Iniciamos una caminata nocturna hasta el Rancho de don Orlando. Don Orlando es la persona que administra el rancho donde alguna vez existió un proyecto turístico pero que luego fue cerrado según él por una cuestión de basuras. La caminata duro poco y acampamos esa noche allí en el rancho. Tenía miedo de que la carpa no funcionará o no la pudieramos armar. Pero al final todo salío bien. Fue la única noche que dormi bien de los tres días de caminata. Al otro día nos despertamos temprano, recogimos la carpa, desayunamos y esperamos a los demás para iniciar el ascenso más largo. Mientras tanto jugué con un perro que había en el rancho. Le lanzaba palos podridos, y en lugar de traérmelos, los mordía y esperaba que le tirará otro. Iniciamos el ascenso como a las 10 de la mañana. Habían tres puntos importantes de la caminata por donde debíamos pasar. Una cascada, una zona llamada lajas y un lugar en el páramo conocido como la cueva. No sufrimos mucho la caminata porque la maleta no era tan pesada y el ritmo de las demás personas era lento. Yo le ayude a T con la maleta en un punto hasta nuestro campamento. Mi hermana ayudo a D y a X. Yo llegue primero que ella al campamento. Cuando ella subió armamos la carpa y hicimos una aguapanela. L el líder, nuestro compañero de campamento dijo que había quedado bien armada. No pretendíamos hacer cumbre como las demás personas porque no teníamos el equipo necesario. No lo alquilamos porque aumentaba nuestros gastos. Y pesaba mucho. No dormí bien ninguna de las noches. Me resbalaba sobre el asilante. Sentía la cabeza muy caliente cuando me la abrigaba. Tenía dificultades para respirar. Esperaba con ansias que amaneciera para salir de la carpa. El clima no era agradable. Salía el sol. Se escondía. Hacia frío, de pronto mucho calor. Había un perro negro durmiendo cerca de nuestra carpa. Deseaba tener el físico de uno de esos perros que nos acompañaron durante la caminata. Eran todos unos andariegos. Viven de los que les dan los caminantes. Don Orlando no los quiere por que se cagan en el rancho y les cae mal. Quiere envenenarlos a todos con paratión o ahorcarlos. Regresamos un lunes en la mañana del nevado. Salimos temprano y llegamos antes de medio día al rancho. Estuvimos con D en aguas termales. Estuvimos allí esperando en el rancho a que los demás caminantes descendieran. LLegaron en la noche. No llegaron todos. Los que llegaron estuvieron en termales y luego fuímos hacia el silencio con ellos donde nos esperaba el carro. Estabamos felices porque estábamos vivos. Pero la felicidad duró hasta que nos enteramos que habían robado cosas que había dejado en el carro. Llegaron los demás caminantes. El bus partió hacia Bogotá con lss personas que había. Todos durmieron hasta la cuidad. Luego despertaron y se fueron bajando cuando el bus fue atravesando la ciudad.

por F

El Hatico y El Carmen

El domingo, 1 de enero de 2017,  fuimos a caminar con  mi hermano Yebrail. Yo le dije que nos fuéramos por un camino diferente. Partimos por la carretera para la vereda El Hatico y El Carmen. Desde la casa pasamos cuatro cuadras empinadas.

Primero surcamos por un camino lleno de piedras y agua. Íbamos despacio. Pero antes yo había anunciado que iría hasta la primera curva de la carretera. Ya iba jadeando. Renunciaba al camino y hasta ahora empezaba. La carretera estaba sola. Otro camino estaba enmontado, así que nos fuimos por la carretera. Pensamos que iríamos hasta la Escuela El Carmen.  Pero al final fue hasta donde el camino nos llevó.

Subimos y vimos una señora lavando ropa. Luego seguían curvas y pendientes cuesta arriba que nos exigían más. Lloviznaba un poco. Dije, nos mojamos. Ya no más. Al final mi hermano me convenció que debíamos continuar bajo la lluvia para no enfriar el ritmo de la caminata. Seguimos. Algunas casas se divisaban y pastos y pastos. Hacía frío pero nosotros estábamos calientes por la andanza. Atisbamos letreros de proyectos productivos de producción lechera en dos fincas, uno de la UPTC (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia)  y otro del Ministerio de Agricultura y la Gobernación de Boyacá; también algunos letreros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) dibujados sobre algunas piedras y avisos de ubicación veredal.

Pasaron algunos carros en esa desolada carretera. Era mi primera vez en 35 años por este camino. Divisamos agua por todos lados, una carretera negra, el río Andes con algunos derrumbes en su lecho, y unas montañas afiladas. Nadie pasó a pie. Solo uno que otro carro y un caballo con dos niños. Fuimos hasta la finca del exsuegro de Yebrail. Decidimos devolvernos porque él lo había sentenciado a muerte por haber tenido sexo con su hija.

Le preguntamos a los niños que si habían ido a las montañas afiladas. Y un niño dijo que allá ¡hay un paisaje más bonito! Dijo que iban más allá de la Escuela El Carmen, que ellos nos llevarían. También dijeron que la Laguna Negra quedaba a unas horas de su casa. Esos dos sitios nos interesan para nuestras expediciones o caminatas. Pero averiguamos y que por allá está la guerrilla y que el municipio compró unos terrenos por ahí para asegurar el agua para el acueducto del pueblo.

Los paisajes son muy bonitos. La mayoría de casas están abandonadas. Algunas casas están en ruinas, otras son de bahareque y otras de ladrillo. De esas sobresalió una muy grande y lujosa. Hasta el gallinero era idílico. Algunos potreros con ganado. Estos animales nos miraron religiosamente, de tal manera, que movían sus cabezas así como la carretera serpenteaba.

Una culebra estaba muerta en la mitad de la carretera mientras verificábamos si los músculos de las piernas de cada uno estaba tonificado. Chillé y salimos corriendo del susto.

Le he insistido a mi mamá que debe caminar todos los días para mejorar la circulación y dormir más hora durante la noche. Hoy, 3 de enero de 2017, fui hasta las fincas de la señora Inés. Quien construyó una lujosa casa en el campo. Nos regresamos despacio y mi mamá trajo un chamizo o rama de árbol seca.

El sábado, 31 de diciembre de 2016, fuimos al cerro El Tabor. Salimos a las 8:45 a.m. y llegamos a las 10 a.m. a la capilla y regresamos a las 11:30 am.. Fue una caminata rápida y exigente. Hemos gozado caminando.