Buscar este blog

martes, 3 de enero de 2017

El Hatico y El Carmen

El domingo, 1 de enero de 2017,  fuimos a caminar con  mi hermano Yebrail. Yo le dije que nos fuéramos por un camino diferente. Partimos por la carretera para la vereda El Hatico y El Carmen. Desde la casa pasamos cuatro cuadras empinadas.

Primero surcamos por un camino lleno de piedras y agua. Íbamos despacio. Pero antes yo había anunciado que iría hasta la primera curva de la carretera. Ya iba jadeando. Renunciaba al camino y hasta ahora empezaba. La carretera estaba sola. Otro camino estaba enmontado, así que nos fuimos por la carretera. Pensamos que iríamos hasta la Escuela El Carmen.  Pero al final fue hasta donde el camino nos llevó.

Subimos y vimos una señora lavando ropa. Luego seguían curvas y pendientes cuesta arriba que nos exigían más. Lloviznaba un poco. Dije, nos mojamos. Ya no más. Al final mi hermano me convenció que debíamos continuar bajo la lluvia para no enfriar el ritmo de la caminata. Seguimos. Algunas casas se divisaban y pastos y pastos. Hacía frío pero nosotros estábamos calientes por la andanza. Atisbamos letreros de proyectos productivos de producción lechera en dos fincas, uno de la UPTC (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia)  y otro del Ministerio de Agricultura y la Gobernación de Boyacá; también algunos letreros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) dibujados sobre algunas piedras y avisos de ubicación veredal.

Pasaron algunos carros en esa desolada carretera. Era mi primera vez en 35 años por este camino. Divisamos agua por todos lados, una carretera negra, el río Andes con algunos derrumbes en su lecho, y unas montañas afiladas. Nadie pasó a pie. Solo uno que otro carro y un caballo con dos niños. Fuimos hasta la finca del exsuegro de Yebrail. Decidimos devolvernos porque él lo había sentenciado a muerte por haber tenido sexo con su hija.

Le preguntamos a los niños que si habían ido a las montañas afiladas. Y un niño dijo que allá ¡hay un paisaje más bonito! Dijo que iban más allá de la Escuela El Carmen, que ellos nos llevarían. También dijeron que la Laguna Negra quedaba a unas horas de su casa. Esos dos sitios nos interesan para nuestras expediciones o caminatas. Pero averiguamos y que por allá está la guerrilla y que el municipio compró unos terrenos por ahí para asegurar el agua para el acueducto del pueblo.

Los paisajes son muy bonitos. La mayoría de casas están abandonadas. Algunas casas están en ruinas, otras son de bahareque y otras de ladrillo. De esas sobresalió una muy grande y lujosa. Hasta el gallinero era idílico. Algunos potreros con ganado. Estos animales nos miraron religiosamente, de tal manera, que movían sus cabezas así como la carretera serpenteaba.

Una culebra estaba muerta en la mitad de la carretera mientras verificábamos si los músculos de las piernas de cada uno estaba tonificado. Chillé y salimos corriendo del susto.

Le he insistido a mi mamá que debe caminar todos los días para mejorar la circulación y dormir más hora durante la noche. Hoy, 3 de enero de 2017, fui hasta las fincas de la señora Inés. Quien construyó una lujosa casa en el campo. Nos regresamos despacio y mi mamá trajo un chamizo o rama de árbol seca.

El sábado, 31 de diciembre de 2016, fuimos al cerro El Tabor. Salimos a las 8:45 a.m. y llegamos a las 10 a.m. a la capilla y regresamos a las 11:30 am.. Fue una caminata rápida y exigente. Hemos gozado caminando.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario