Buscar este blog

sábado, 14 de enero de 2017

Tío Flaminio

El domingo 8 de enero de 2017 fuimos con mi mamá, hermana Marinela y hermanos Samuel y Fabián a donde el Tío Flaminio. El vive en la vereda Cuicas Ramada del municipio de San Mateo. Mi mamá fue a misa temprano con Samuel y luego llegó afanada porque el señor que contrató para que hiciera un expreso no aparecía. Le dijo a mi papá que lo llamará. El señor estaba desayunando. Pero mi mamá insistió en volverlo a llamar porque no llegaba y ya eran las 8 de la mañana.

Llegó el señor del expreso, don Temistocles. Nos montamos rumbo a San Mateo. Yo hablaba como una lora mojada. Soy una china chiquita insoportable. Me hace feliz molestar como una niña. El carro se pinchó en una vereda cercana al pueblo de San Mateo. Mi mamá fue a buscar donde podía orinar sin que nadie la viera. Yo quería ir por agua pero en la casa que llamé no me respondieron. El señor desmontó la llanta pinchada rápido. Su carro era bien viejo. Un automóvil a punto fenecer. Así que llegamos hasta un punto donde había deslizamientos con una pendiente que el carro no podía superar porque no contaba con doble tracción o segunda o alguna potencia que le permitiera encaramarse como un escarabajo.

El señor dijo que se quedaba y que nosotros nos fuéramos a nuestro destino. Era un día soleado y fresco. No hacía tanto calor. Empezamos a caminar. Cogí unos bastones para apoyarme y caminar más fácil. Pasamos una quebrada. Se notaba que estábamos en tierra caliente. Pasamos por una casa donde nos informaron que ya estamos en Cuicas Ramada y que nos quedaba una media hora de camino. Había pedazos destapados y otros con placa huella. Pasaba mucha agua por las sequías del borde de la carretera.

Nos encontramos a un señor que dijo que cultivaba caña y producía panela. Iba montado en un caballo, dijo que iría hasta la vereda Córdoba volteando una peña en una carretera que divisó a lo lejos en el costado de otra montaña. Iba caminando despacio y mi mamá dijo que estaba quedada. También hizo comentarios sobre los hermosos cultivos de trigo o cebada, de caña y maíz. Mientras tanto yo trataba de recordar el lugar donde estuve alguna vez con el tío. Intentaba creer que era esta u otra finca con sus frutales y vivienda.

Cruzamos otra quebrada y por fin llegamos donde el tío preferido. Allí estaba más achacoso pero bonito con su sonrisa y calidez. La tía Ramos estaba sentada y desde allí daba órdenes o inspeccionaba en silencio cómo transcurrían las actividades domésticas. Llegamos justo cuando el primo Luis y su esposa y el tío Flaminio estaban pelando dos pollos criollos.  Ayudé a quitarle las plumas a un pollo. El tío dijo que teníamos que quedarnos para el almuerzo o sino que eso no tenía gracia ir a visitarlos y no esperar a que nos hicieran la tragantina. Esto lo dijo porque mi mamá llegó y dijo que se iba porque el carro estaba lejos esperándonos. Mi mamá seguía preocupada o afanada. Parecía que no podía controlarlo todo.

Mientras tanto el tío me dijo que fuera a comer limones dulces o limas. Cogí varias y las eché a los bolsillos de la sudadera para ir sacando a medida que me los iba comiendo. Tenía una cocina nueva, maíz, café, naranjos, limones, una huerta con cebolla larga, aromáticas y marihuana. También había gallinas revoloteando y vagando por la casa y el sembradío, y dos perros que no eran tan bravos.

Fuimos con el tío a prestar jabón donde una vecina. Iba despacio porque dijo que le dolían la piernas y la salud estaba mermada. Yo le conseguí un bastón. Después le ayudé a prender la candela y conseguir palos pequeños que en la casa llamamos busurita para avivar el fuego. Almorzamos un rico sancocho. Yo dije que la yuca estaba palua. Esta fue una imprudencia. Espero los tíos y primos me perdonen. Fuimos felices. Me disfruté todo. Gracias a la vida por este paseo tan bonito. De regreso llovió y nos mojamos. Y en el pueblo comimos masato con mantecada o plumero, el cual estuvo muy rico. Al final llegué a la casa me bañé y fui a misa con F.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario