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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Alegría

Alegría es una perra. Es una perra en todo el sentido de la palabra. El viernes 23 de septiembre de 2017, en horas de la tarde, Daniela me acompañó a la casa. Entramos a la zona del jardín. Alegría estaba calmada, parecía rara porque ella suele ser más amigable y escandalosa. Estaba en una tina con su cobija y un muñeco sucio. Allí estaba sentada y cauta, miraba con desconfianza y recelo. La saqué y le monstré a Daniela, que ella se paraba y se acostaba sobre sus costillas. Alegría seguía callada. Cuando de repente ¡zaz! Sus colmillos se clavaron en el antebrazo de Daniela. Rápidamente le quite el antebrazo de Daniela y me mordió en el dedo gordo de una mano. Esa Alegría es una traicionera. Le grité que era una ¡PERRA, MALDITA PERRA, DESGRACIADA PERRRRRA! Ella siguió como si nada hubiera pasado.

Afortunadamente Daniela tenía como cinco (5) capas de ropa. Daniela se reía, pero qué tal la herida hubiera sido de puntos en el hospital. Porque Alegría ya tiene antecedentes de comerse las personas. No le gustan las putas pepitas que le dan de comer, sino la carne humana, y especialmente, la más bonita, bien sea, femenina o masculina. Al que lo pille desprevenido se lo come.

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